Era necesario hacer ingresar a la política en la "era positiva", alinearse con las "invariables leyes". La política debía apoyarse en una educación positivista de alcance social masivo.
Puede advertirse una tensión entre dos elementos: el orden y el progreso o sea: concepción de la sociedad como organismo y superación social.
En la comuna de París, se instaló un gobierno progresista, radical y anticlerical. Muchos dirigentes de la III República francesa se basaron en parte de las ideas de Comte y las utilizaron para su propia reflexión política, se señalaba que la presencia del positivismo en el pensamiento político francés asumió alternativamente las formas de un comtismo político y de una política llevada adelante por una "República positivista"
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